25/11/13

EL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE


          El perro, siempre presente en la vida de los hombres, los utilizamos para trabajar, darnos compañía y cariño… se podría decir que los perros son los ángeles que nos protegen,  por ello esta  entrada es para agradecer a mis amigos de cuatro patas lo que me aportan sin pedir nada a cambio.

          Hay perros que superan su esperanza de vida para acompañar a su dueño hasta su último instante de vida y después morir ellos, otros arriesgan su vida por proteger o salvar a sus dueños, muchos otros mueren de pena cuando su amo a fallecido, o incluso llegan a custodiar el cuerpo inerte de su amo sin dejar que se acerque nadie desconocido. Numerosas son las historias increíbles de animales perdidos que recorren distancias inmensas para regresar a casa, por volver con nosotros.

          Y que después de todo esto haya gente que los abandona o maltrate, hace que me hierva la 
sangre, partiéndome el alma y deseando tomarme la justicia por mi mano.
Por todo esto hoy la entrada está dedicada a todos ellos y sin más dilación los dejo con una Oda al Perro: 


Oda al Perro


“El perro me pregunta
y no respondo.
Salta, corre en el campo y me pregunta
sin hablar
y sus ojos
son dos preguntas húmedas, dos llamas
líquidas que interrogan
y no respondo,
no respondo porque
no sé, no puedo nada.

A campo pleno vamos
hombre y perro.

Brillan las hojas como
si alguien
las hubiera besado
una por una,
suben del suelo
todas las naranjas
a establecer
pequeños planetarios
en árboles redondos
como la noche, y verdes,
y perro y hombre vamos
oliendo el mundo, sacudiendo el trébol,
por el campo de Chile,
entre los dedos claros de septiembre.

El perro se detiene,
persigue las abejas,
salta el agua intranquila,
escucha lejanísimos
ladridos,
orina en una piedra
y me trae la punta de su hocico,
a mí, como un regalo.
Es su frescura tierna,
la comunicación de su ternura,
y allí me preguntó
con sus dos ojos,
por qué es de día, por qué vendrá la noche,
por qué la primavera
no trajo en su canasta
nada
para perros errantes,
sino flores inútiles,
flores, flores y flores.
Y así pregunta
el perro
y no respondo.

Vamos
hombre y perro reunidos
por la mañana verde,
por la incitante soledad vacía
en que sólo nosotros
existimos,
esta unidad de perro con rocío
y el poeta del bosque,
porque no existe el pájaro escondido,
ni la secreta flor,
sino trino y aroma
para dos compañeros,
para dos cazadores compañeros:
un mundo humedecido
por las destilaciones de la noche,
un túnel verde y luego
una pradera,
una ráfaga de aire anaranjado,
el susurro de las raíces,
la vida caminando,
respirando, creciendo,
y la antigua amistad,
la dicha
de ser perro y ser hombre
convertida
en un solo animal
que camina moviendo
seis patas
y una cola
con rocío.”

Pablo Neruda.    

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