Uno de los términos que se utiliza entre los profesionales de adiestramiento de perros (y que muchos aficionados a los animales podemos no conocer), es el “time-out”, una forma de enseñarle a nuestro perro que algo de lo que hace no está bien y que ha de controlarse o provocará en nosotros una reacción a huir de él (aunque sólo sea por unos segundos).
Por ejemplo, normalmente los perros, cuando jugamos, tienden a saltar, a mordernos las manos, a intentar sujetarnos (como es un perro es normal, él sólo ha jugado con sus hermanos o con otros perros y no sabe si lo que hace es lo bueno o malo).
Cuando nos ocurra esa situación debemos de hacerle ver al perro que nos ha hecho daño o que eso no nos gusta y debemos hacérselo ver dejando el juego o lo que estemos haciendo con él y saliendo de la habitación o dejándolo solo durante unos segundos para que se dé cuenta de lo que ha hecho. Eso sí, después de esos segundos debemos volver con el perro y volver a hacer lo mismo que estábamos haciendo sin remordimientos y sin decirle nada más.
De esta forma podremos enseñarle que, si hace algo mal, se quedará sin nuestra compañía y no jugará con nosotros, con lo que aprenderá a que no debe pasarse, a que debe ser consciente de que nosotros no somos como él y que nos puede doler lo que a él no le duele.
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